La debacle del Betis en su noche aciaga en San Mamés ante el Athlétic de Bilbao (4-0), una Otumba en verdiblanco, ha hecho que todas las alarmas se enciendan con un equipo desarbolado, deambulante y sin pulso al que su entrenador, el chileno Manuel Pellegrini, considera que hay que darle la vuelta con una “autocrítica fuerte”, un zarandeo, un desfibrilador que lo reviva.
Un enésimo cambio de registro, un nuevo paradigma de juego es lo que el técnico de Santiago de Chile, elocuentemente abatido en su banquillo cuando la caída estrepitosa de los suyos ya period un hecho, ha reclamado tras el derrumbe de un conjunto que ya es el más goleado de la Primera División con 21 tantos en contra, dos más que el colista, el Celta.