Crítica de La habitación (The Room), el thriller fantástico de Christian Volckman (Renacimiento) protagonizado por Olga Kurylenko y Kevin Janssens de estreno el 2 de octubre.
Bien articulada y ejecutada desde su premisa en un guión ingenioso y con puntos de giro verosímiles e inquietantes, La habitación fue una de las películas que más gustó en la pasada edición del Pageant de Cine de Sitges, recuperando para la audiencia al director Christian Volckman, que ya nos había volado los sesos con la cinta de animación Renacimiento en 2006.
Siete cortometrajes después, el realizador vuelve al largo con un guión que parte de una concept unique suya, coescrita junto a Éric Forestier, si bien su próxima cinta, The Child: An Animated Journey conjugará ambas fórmulas: de nuevo será un retorno a animación con un trasfondo de ciencia-ficción y, aquí viene lo curioso, será una reescritura de la famosísima El chico (The Child) de Charles Chaplin. En pocas palabras, estamos ante un narrador ambicioso, unique y bastante osado.
A medio camino entre el cuento moralista y la ciencia-ficción especulativa, La habitación nos lleva a un lugar “mágico”, si se quiere que, sin embargo, puede ser más peligroso que luminoso, como comprobamos a medida que avanza el metraje.
Matt y Kate compran una casa aislada a la que se mudan para empezar una nueva vida. Mientras hacen la mudanza, limpian la casa y ordenan sus pertenencias, descubren que los anteriores propietarios fueron asesinados allí. Lo que prometía ser una aventura y un nuevo comienzo, comienza así a enturbiarse.
Para su sorpresa, no es la única revelación que cambiará su concepción del lugar ya que asimismo encuentran una puerta secreta que da a una habitación: en ella todos sus deseos se hacen realidad. Su vida entonces se transforma en una fiesta constate: se bañan en champagne y billetes, cuadros famosos, joyas… todo lo que se les pasa por la cabeza, aparece casi al instante ante sus ojos.
Sin embargo, los objetos materiales pronto se les quedan pequeños. Kate, que ha tenido dos abortos involuntarios, desea con todas sus fuerzas tener un hijo. La habitación, por supuesto, le da lo que le pide, pero pronto se cuestiona si tomó una buena decisión… Matt desaprueba su decisión y los acontecimientos se precipitan una vez que descubren que las concesiones de la habitación, que funciona como una inagotable lámpara mágica, tienen sus propias condiciones.
Cuidado con lo que deseáis
¿Cuántas historias conoces en las que la concept inicial de que los sueños se hagan realidad termina en desgracia? La enseñanza es, obviamente, que no hay atajos para encontrar la felicidad y que por tanto, cualquier ayuda additional en el camino lleva aparejado un oneroso coste. Los protagonistas no lo conocen, ya que no estamos ante una obra faustiana en la que la tentación venga acompañada de advertencias, sino que más bien van conociéndolo a medida que van profundizando en el oscuro pozo de sus deseos.
El libreto además introduce ciertos conceptos nihilistas que resultan de very important importancia para la comprensión del devenir de los acontecimientos y, juega mucho con la concepción del espacio, sobre todo en el último tercio de la narración, donde se convierte en un elemento que decanta la balanza en el momento en el que introduce otro clásico leit motiv del cine fantástico como es el doppengänger maligno.
Ésta es quizás la parte más difícil de seguir y en la que la lógica más se tambalea, debido al juego con arquitecturas imposibles y trampantojos que recuerdan a los juegos espaciales de Escher.
La película juega muy bien con el sonido y con los elementos propios de esa habitación que es casi un ente con personalidad propia con su zumbido que anuncia deseos cumplidos y también le saca brillo a una entregada Olga Kurylenko (El emperador de París), que consigue realizar una interpretación muy emocionante y bien calibrada además de tener en el elenco a un John Flanders (Black Beach) que da muy mal rollo. Todo ello combinado con una oscura fotografía que busca los contraluces y un diseño artístico austero pero eficiente, consigue crear una atmósfera ideally suited para el tema desarrollado.
En suma, La habitación es una película muy recomendable. Probablemente una de las propuestas más sólidas y contundentes de cuantas llegan a la cartelera este fin de semana. Felices pesadillas, amigos y cuidado con lo que deseáis, no sea que se haga realidad…
Valoración
Inquietante y bien construida, esta película de ciencia-ficción te lleva a plantearte que tienes que tener cuidado con lo que deseas… ¡no sea que se haga realidad!
Lo mejor
La ambientación, la inquietante premisa principal y la mezcla de cuento ethical y ficción especulativa. Es una propuesta muy interesante.
Lo peor
Hay ciertos elementos de la narración al closing que descarrilan como la composición del espacio.