Tendencias alimentarias como la dieta cetogénica, vegana, sin gluten, holística o intuitiva se expanden en un país donde más de la mitad de la población tiene sobrepeso.
Bárbara Álamo fue diagnosticada de artritis a sus 37 años. Le empezaron a doler las manos, le costaba tomar las cosas y sentía las rodillas rígidas. Iba a tener que consumir medicamentos de por vida, debido a que se trata de una enfermedad autoinmune. El médico le sugirió dejar el gluten, por lo que Bárbara comenzó a investigar hasta llegar a la dieta cetogénica. “Empecé a practicarla el 2017 y fue como nacer de nuevo, se me fueron los dolores, recuperé movilidad y dejé de estar deprimida”, afirma.
En la actualidad, Álamo es Keto Coach y CEO de Keto Membership Chile, comunidad en donde comparte información, datos, recetas y ideas a sus más de 77 mil seguidores de Instagram y a través de su página net. Además, vende cajas con productos cetogénicos y otros servicios como asistencia personalizada, charlas y seminarios.
Chile, el país con mayor obesidad y sobrepeso de la OCDE (74% de la población adulta y la mitad de los niños) es el lugar splendid para este negocio en que miles de personas pagan cada año por planes que les ayuden a mejorar el aspecto físico y la salud. El exceso de peso se asocia a un mayor riesgo de diabetes, cáncer, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
La dieta Keto o Cetogénica consiste en una reducción de los carbohidratos, mediante la cual se obtiene energía a través de las grasas animales o vegetales.
Este tipo de dieta también tiene sus detractores, como el médico de la Universidad de Chile, especialista en medicina Integrativa y Antroposófica, Nicolás Soto, quien es vegano hace 6 años e influencer a través de su cuenta en Instagram @drnicosoto en la que tiene 123 mil seguidores. Además, es autor del libro “Alto en Mitos” que analiza las creencias en torno a la alimentación.
El libro del physician Soto fue lanzado en julio y ya va en su tercera edición, situándose entre los más vendidos. Allí, Soto analiza creencias como “comer fruta en la noche engorda”, “es imposible ser vegano”, “el gluten es malo”, “no comer carne da anemia” o “las papas son azúcar pura”.
En una alimentación vegana, los alimentos de origen animal se eliminan de la dieta, mientras que en una vegetariana pueden variar entre la exclusión las carnes o algunos derivados. Si bien esta manera de alimentarse tiene sus orígenes en el rechazo al maltrato animal y la preservación del medioambiente, también tiene fundamentos médicos que promueven sus beneficios para la salud debido a su escasez en grasas saturadas y su abundancia en fibra y micronutrientes.
El principal canal de ventas de estas nuevas formas de alimentarse son las tiendas especializadas, aunque cada vez más los supermercados y el comercio en common asignan espacios a estos productos. Además, distintos restaurantes han incluido en sus cartas menús sin productos de origen animal y hasta en las cadenas de comida rápida venden productos para alguna dieta específica.
Una razón inesperada
La tipología de las dietas regularmente se basa en la exclusión de uno o más productos o nutrientes, pero destacando las propiedades de otros o un patrón de consumo. Hasta ahora existe mucho debate sobre la evidencia científica que respalde las supuestas propiedades.
Al respecto, la nutricionista y candidata a doctora en Nutrición Humana de la Universidad de Illinois en Chicago, Sofía Cienfuegos, está de acuerdo con los beneficios de varias dietas, pero advierte que antes de someterse a un plan de alimentación hay que pedir supervisión médica y organizarse bien para que no falten macro o micronutrientes esenciales en los alimentos “A mí todas las dietas me gustan y creo que todas pueden funcionar dependiendo de la persona, cada persona es distinta y cada persona tiene que encontrar el sistema que mejor le funcione”, afirma.
Juanita Lira es diseñadora y well being coach. El verano del 2015, a los 22 años, le descubrieron un tumor canceroso. Después de una operación y un tratamiento con radioterapia, pensó que había superado la enfermedad. Pero en 2017, su cáncer de mama se había expandido al pulmón, algunos huesos y ganglios, se trataba de una metástasis que comprometía sus hormonas.
En este punto, la precise well being coach decidió dedicar su energía a recuperarse y creó su emprendimiento: “Empecé compartiendo datos y sugerencias para llevar una vida más sana y de a poco fueron enganchando las marcas y seguidores. Renuncié a mi trabajo de diseñadora en una empresa y me dediqué a La Ruta Saludable al 100%”.
En su plataforma, la diseñadora promueve una alimentación holística, que se adecúa a la persona según su propio cuerpo, ritmo, cultura, intolerancias o alergias basada en comida de ingredientes naturales y no procesados industrialmente.
Alimentar la intuición
La nutricionista y coach de bienestar Valeria Sumar no cree en las dietas. Desde Australia, donde vive ahora, comparte contenidos de alimentación, cultura antidietas y salud femenina a través de su cuenta de Instagram @radiant.nutritionist en la que ya tiene casi 25 mil seguidores. “La nutrición sin dietas trata de ver al ser humano de una manera completa versus la nutrición enfocada en las dietas que solo se concentra en el peso, en la cantidad de comida y en el conteo de calorías, lo que no es sostenible” afirma.
“Debe haber una conexión entre la mente y el cuerpo integrando el instinto, las emociones y el pensamiento racional, que es el conocimiento de la alimentación”, afirma.
Aunque todavía no hay datos sobre los efectos de la disaster sanitaria en el peso o la nutrición de la población, los expertos coinciden en que la reclusión ha impedido el ejercicio físico, favorecido la ansiedad y en más de algún caso una alimentación poco equilibrada. Pero también es cierto que durante toda esta etapa muchas personas han consumido más productos frescos, cocinado más o iniciado un cambio de dieta. Y muchos emprendedores han encontrado ahí un nicho de negocios.
